Este fin de semana me lo pase en un desafío, si, el que vivi para presentar los papeles para el trámite de obtener una visa para viajar a España con la empresa.
Es increíble que pare obtener una visa para ir a «nuestra madre patria» tengas que hacer una fila de dos días sino es imposible obtenerla, hay gente que ha ido toda la semana sin poder nisiquiera presentar los documentos en la ventanilla de la embajada, claro!!!! porque hay que quedarse a dormir por lo menos dos días como me tocó a mi.
Después de dos días haciendo fila, dormir a la intemperie, en el frío de Bogotá logré presentar mis documentos para obtener la visa de España. ¿Lo mejor? no te dan respuesta enseguida, sino que tienes que dejar tu pasaporte y esperar a que te llegue a tu casa con o sin visa. Esperemos que me la den 🙂
La solución a esto es poner un sistema de citas como todas las embajadas del mundo, no se porque no han hecho eso y se evitan el gran caos que causan en el sector a causa de la cantidad de gente que va a diario, yo tenia el turno 100 pero detrás de mi eran aproximadamente unas 800 personas mas de las cuales iban a atender en promedio por día 150.
Aquí pongo un video que grabe en una noche fría de espera en Bogotá para presentar los documentos en la embajada.
Que triste ver tanta gente pero espero que te la den!
El Sr. consul cree que la solucion es ir despues cuando todo se calme?
Dios!, porque no simplemente ponen secretarias a recivir llamadas y que saquen las citas y se soluciono el problema de los revendores que crean todo este problema.
Me parece muy bien que trabajen y recivan 500 personas, hasta 1000 o las que quieran, pero creen que las personas tienen que pasar toda una noche o varios dias esperando fuera del consulado para que puedan recivir los papeles? Se ha puesto el Sr Consul en la situacion de las personas que estan fuera?. Sera que a el le gustaria dormir en la calle para que le den una visa en madrid y poder entrar a Colombia?
Las soluciones que brinda el Consulado Español no sirven, se que es dificil decir esto, pero es la realidad, ese problema ocurre en cualquier otro consulado español en otro lugar del mundo y ya estaria solucionado, pero veo que a este se le a pegado el «Yo no se» de algunos Colombianos.
Muchas Gracias, por nada
Bogotá, abril 14 de 2011
Señor:
Jaime Lacadena Higuera
Cónsul General de España
Bogotá
Respetado Señor Cónsul:
en mi condición de ciudadana colombiana, me dirijo a usted con el fin de informarle sobre situaciones irregulares que he conocido entre el 11 y el 14 de abril, mientras intentaba tramitar una visa para atender la invitación de la Casa de América, Cataluña, como conferencista de un Seminario de Literatura que se celebrará en mayo.
Acatando cuidadosamente los protocolos del Consulado para la solicitud de la Visa Schengen, me he presentado varios días de esta semana con todos los papeles reglamentarios, sin lograr pasar la reja que separa el edificio de la calle. Según me explicaron varias personas que han compartido la misma mala fortuna, la temporada de vacaciones ha aumentado de forma inusitada las solicitudes. Por esa razón, hoy jueves 14, comencé a hacer fila a las 4 de la madrugada, como sugerían ingenuos ciudadanos. Sin embargo, nuevamente, el esfuerzo resultó inútil y, cuando estaba a menos de 10 turnos de la puerta de ingreso, a las 9:30 de la mañana, se me informó que ya se habían agotado los turnos y que debía regresar el lunes 18. ¿A qué horas? Alguien insinuó que convenía llegar a la 1 de la madrugada. Mientras esto sucedía, un policía seguía dejando entrar a otras personas que tenían una “¿boleta azul?” y, pese a que hubo riesgo de motín en esa calle, ninguna autoridad se dio por enterada.
Con el conocimiento “de campo” que me confiere el haber pasado tanto tiempo en esa fila inclemente y también -debo decirlo- con el interés periodístico que es una “deformación profesional” propia de mi oficio y que me lleva a investigar lo que dice la gente abocada a situaciones tan absurdas como esta, considero que, no solo es mi derecho, sino mi obligación, dar a conocer a usted los indicios de corrupción callejera que he presenciado esta semana y que, mucho me temo, tienen relación con el desorden en la atención a los ciudadanos.
Respetuosamente, quiero llamar su atención sobre los siguientes puntos que quizás no pueden verse con claridad desde las oficinas:
1. Los tramitadores han descubierto el negocio de vender turnos para entrar al Consulado de España. Según los testimonios recogidos durante varias madrugadas, un turno “estándar” se cotiza en $60.000, pero otras personas en la fila mencionaron cobros de hasta $90.000, para quedar en los 10 primeros puestos. Quizás eso explica por qué, cuando se abren las puertas y comienza la atención al público, la fila retrocede, en lugar de avanzar. Hoy constaté que se trata de la fila más sui generis del mundo, pues a las 4 de la mañana, una persona puede estar a 90 puestos del ingreso, en tanto que a las 8 am, ya hay más de 200 antes de su turno. La explicación -también otro secreto a voces- es que cada tramitador de la fila va colando, uno por uno, a su clientela, ante la impotencia de la gente y ante la “vista gorda” de un polícía. Copié el número de su chaleco (1712689), pues dejó pasar irregularmente a varias personas sin acatar las denuncias que vociferaba la gente. Cuando me vio anotando su número y tomando notas en mi libreta, el policía me retuvo la cédula y se la llevó a la calle de enfrente para “investigar si tenía antecedentes penales”, con el apoyo de otro policía llamado Jairo Rodríguez. Pese a que la gente intentó defenderme, los policías se quedaron diez minutos con mi cédula, al punto de que varias personas se acercaron para ofrecer solidaridad y dar testimonio, en caso de ser requerido.
2. Domesa, la firma encargada de enviar a domicilio de los pasaportes, parece estar contribuyendo, quizás sin darse cuenta, a la corrupción de los tramitadores. En las filas escuché, como otro secreto a voces, que algunos tramitadores llenan recibos de Domesa dentro del consulado. (¿Cómo lo hacen?, es una buena pregunta). Lo que parece cierto es que, hacia las 9 am, cuando se van a acabar los turnos y los funcionarios consulares mandan entrar a quienes ya han pagado el servicio de Domesa, por presumir de buena fe que son personas que no lograron culminar su trámite iniciado la víspera, el policía 1712689 los conduce a la reja de entrada, ante la indignación colectiva. Aunque no me consta, varias personas aseguran que les venden el recibo como una forma de garantizar que serán atendidos en los últimos turnos de cada mañana, lo cual amerita una investigación.
3. El vecindario es inadecuado para el trabajo consular. La calle del Consulado se ha convertido en escenario de pregoneros que venden, desde tinto y formularios, hasta seguros médicos, documentos recién apostillados, reservaciones de hotel en España y toda clase de dudosas “asesorías”. Si bien, este “mercado negro” no es responsabilidad de ustedes, me atrevo a pensar que la falta de un espacio más controlado por las autoridades consulares ha hecho de esa calle una “tierra de nadie”, propicia para que todo tipo de tramitadores y estafadores se amparen en el desorden generalizado. Para darle un ejemplo, en el estacionamiento del edificio de oficinas contiguo al Consulado, los carros deben ingresar al garaje esquivando la fila de aspirantes, lo cual pone en peligro, tanto a peatones, como a conductores. Me parece que ofrecer espacios adecuados para hacer fila sí es una responsabilidad de las autoridades consulares y considero insólito que los vecinos deban soportar un desorden que podría mitigarse si se asignaran citas por Internet, como suele hacerse en otros consulados de Bogotá.
4. El entorno perfila los comportamientos y el desorden genera caos. Seguramente ni usted ni los funcionarios consulares se han enterado de estas irregularidades porque, una vez dentro de las oficinas, las normas son estrictas y el protocolo interno de lugares y procedimientos organiza y moldea el comportamiento de la gente. El hecho de que esa misma gente que vocifera y se maltrata en la calle para lograr entrar al Consulado funcione de forma tan distinta al ingresar, es una prueba del efecto de las normas claras en el comportamiento ciudadano. Por ello, el sentido de esta carta es sugerir que se regulen los turnos de admisión, haciendo uso de Internet o de líneas telefónicas, para evitar la congestión de casi mil personas peleando por entrar, como en tiempos prehistóricos.
Señor Cónsul: no es la primera vez que he tramitado mi visa y lo que he visto dentro de las oficinas en los años anteriores, cuando lograba entrar haciendo una fila larga, pero digna, es muy distinto a lo que he vivido esta semana en la calle. Quizás esas situaciones ameritan una revisión exhaustiva de los procedimientos de atención en alta temporada, lo mismo que una decisión deliberada de su parte por investigar lo que sucede “de puertas hacia fuera”. No es mi intención discutir sobre los criterios que su gobierno ha definido para otorgar o negar visas, sino abogar, simplemente, por la adopción de unas normas mínimas que garanticen el respeto que merecemos los ciudadanos colombianos y la transparencia en los procedimientos consulares, dentro y fuera del edificio, para que las solicitudes sean evaluadas en igualdad de condiciones. En otras palabras, lo que pido es que no nos obliguen a contratar tramitadores, a saltarnos las filas, a empujar y a maltratar ni a ser maltratados entre nosotros mismos. Si el mundo civilizado se ha inventado normas y protocolos para facilitar la convivencia, me parece que pensar en una “reingeniería” del sistema de visados, teniendo en cuenta que cada aspirante paga $157.100 y que cada día se tramitan 250 visas de turismo, es parte de la misión del Consulado y que estos procedimientos podrían costearse con algo del dinero que pagamos por hacer fila.
Para terminar, sugiero crear, en su sitio web, un enlace para que ciudadanos como yo y como tantos otros podamos denunciar estos hechos. Algunos lectores con los que tuve “la desdicha” de compartir de pie esas interminables madrugadas, me pidieron que escribiera sobre ellos y, solo por esa razón, ha valido la pena haber acampado a la intemperie. Sin embargo, lo más preocupante fue no haber hallado a ningún funcionario interesado en escuchar a le gente de la calle ni haber encontrado,siquiera, un rincón en la página web del Consulado con las palabras mágicas que, en este milenio, garantizan los derechos de la gente y que se denominan “Atención al Ciudadano”. Espero que este correo, la única pista que encontré para llegar a usted, como quien lanza una botella al mar, sea leído por algún funcionario que considere su deber entregárselo.
Por no tener demasiadas esperanzas al respecto, intentaré mandarlo por todos los medios a mi alcance, hasta que logre hacérselo llegar. Fue un compromiso contraído con la gente, mientras mirábamos amaneceres en esa calle y se iban colando las historias. Casi todas son muy tristes y casi todas son inéditas también. Claro que esa es otra historia. O no: quizás se trata, en el fondo, de la misma, vieja historia. Pero hoy no estoy para contar historias. Lo que le pido, simplemente, es que investigue estas denuncias y que ya que no se puede intentar cambiar la historia, al menos se cambien los procedimientos.
Reciba un cordial saludo,
Yolanda Reyes
Ciudadana y escritora colombiana
Señora Yolanda Reyes , como colombiana agradezco su valerosa acción de enviar una carta a tan altísima dignidad como es el consul de España, al parecer seguimos con nuestro yugo y con el trato indignante que nos dan los gobiernos cilivilizados , vaya que civilización, gracias a personas como usted que tienen la valentía de denunciar estos atropellos y nuestro gobierno que hace para defender nuestros derechos, por ellos entran como pedro por su casa
como podemos nosotros dejar entrar a nuestro pais sin ningun requisito y ellos nos ponen todos
es de pensarlo y de actuar
gracias
sofia