¿Cuantas veces mientes al día? Al menos una, seguro.

Mentir es el acto que hacemos cuando decimos algo que sabemos no es cierto o no lo es parcialmente, lo que conlleva a si decimos algo que no es cierto o si solo decimos la verdad a medias; de igual forma estamos mintiendo.

Mentimos al decir «ya voy en camino» cuando en realidad apenas vamos saliendo, mentimos al no contestar el teléfono celular a propósito; pues estamos haciendo creer a alguien que no sentimos la llamada, algunos mienten a los hijos al decirles que viene el coco o la mano peluda o personajes falsos, mentimos cuando vamos al medico y le decimos que nos tomamos todas las pastillas pero en realidad solo las tomamos el primer día… son un sin fin de mentiras que se hacen a diario y no nos percatamos de ellas porque son «normales».

Las anteriores son mentiras, si, pero por ese hecho de que las consideramos «normales» no quiero entrar en polémica y hablar de eso ya que todo lo que escribo aquí repercute en mi vida diaria, pero si quiero hablar de esas «grandes» mentiras, quiero hablar del ARTE DE MENTIR.

Mentir es un arte, ¿Arte? ¿Por qué? si, arte, porque toda arte genera sentimientos, por quien las dice y a quienes afectan. Para mentir se necesita ser inteligente, creativo, cuidadoso, tener muy buena memoria, pero sobre todo, tener muchos pantalones… si te falta alguna de esas cinco cualidades mejor no mientas, será un total fracaso.

Necesita ser inteligente para saber en cuales ocasiones debes mentir, puesto que mentir en ocasiones donde todos o alguien sabe la verdad te pondrá en una total ridicules y perdida de confianza, confianza que nunca nadie debió darte. Además que el abuso de la mentira puede hacerte vivir la historia de Pedro y el Lobo, donde al final, de tanto que se miente nadie te cree nada.

Como toda arte, la creatividad es esencial, el mentir conlleva a crear historias, historias creíbles, historias que envuelvan, que no dejen ningún eslabón suelto que permita generar dudas, historias que aveces son creadas en pocos minutos, pocos segundos, historias creadas instantáneamente .

Como dicen en Salgar, el pueblo que me vio nacer: «Para decir mentiras al igual que para comer pescado, debes tener mucho cuidado», nada mas cierto, no puedes dejar eslabones sueltos, si alguien sabe la verdad; tarde o temprano te delatará, debe dar respuestas rápidamente, de lo contrario dará cabida a la duda. Debes saber controlar tus emociones, controlar tu cuerpo; evitar que te suden las manos, que se te acelere el corazón, en conclusión: ser un super humano 🙂 jodido!

La razón por la que yo prefiero no mentir es porque tengo mala, pero muy mala memoria, y creo que aquí ya no es cuestión de aprender sino que algunos nacemos con buena y otros con mala memoria. Para ser mentiroso debes tener este gran don bien afinado, necesitas recordar cada detalle de la mentira que dices, todos los hechos, en conclusión recordar siempre la misma historia, y si le van saliendo mas patas al gato deberás recordar en que posición salen, porque dos versiones de la misma historia evidencia mentira en una de ellas 🙂 otra vez: muy jodido. Ademas, esta comprobado científicamente que es mucho mas fácil recordar hechos reales (verdades) que hechos ficticios (mentiras).

Lo que mas odio de los mentirosos es que son unos desgraciados, son personas que tienen muchos cojones para mentir a sus compañeros, amigos, familiares, padre y madre, deben tener muchos pantalones para hacer eso y esta como si nada, ademas de que un mentiroso mentiroso nunca reconoce su mentira aunque lo hayan delatado o desenmascarado, siempre sostiene su mentira aunque se evidencie lo contrario.

Mi consejo para ti, si eres mentiroso y según tu no lo puedes cambiar es que te inventes historias lo mas parecido a la realidad, que al final simplemente dices que fue una mala interpretación 🙂 esto solo te sirve una vez, porque no te vas a pasar toda la vida mal interpretando 😀

He escrito este artículo porque se reconocer un mentiroso, me los conozco a perfección, me los huelo a distancia, pero sobre todo lo he escrito porque soy el eslabón suelto de una mentira, y desafortunadamente por la mentira me falta la buena memoria y los pantalones para sostener algo así.

Estoy hasta los huevos de mentiras y mentirosos, el hablar falso, los chismes, perjudicar a los demás con palabras, son puñales que hieren y generan un efecto mariposa para nuestras vidas, como dicen: de lo que siembras, recogerás. Seguro que si tomamos conciencia del daño que hacemos a los demás e incluso a nosotros mismos con las mentiras dejaríamos de hacerlo. Además esta demostrado que se requiere menos esfuerzo para decir la verdad que para decir mentiras. Mentir cuesta, es un arte que requiere de mucho esfuerzo.